Hipertrofia Prostática Benigna.
Hipertrofia
prostática benigna
Las
intervenciones para la hiperplasia prostática benigna han evolucionado hasta
ofrecer una diversidad de procedimientos
Autor/a: Ayodeji E.
Sotimehin, Eiftu Haile, Bradley C. Gill. Cleveland Clinic Journal of Medicine
Volume 90 Number 12 December 2023.
INDICE: 1.
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Texto
principal
Introducción
Las
intervenciones para la hiperplasia prostática benigna (HPB) han avanzado en los
últimos 30 a 40 años y ahora incluyen procedimientos láser, cirugía robótica y
cirugías mínimamente invasivas en el consultorio. Históricamente, el principal
tratamiento endoscópico fue la resección transuretral de la próstata y todavía
se usa ampliamente, pero en general causa efectos adversos en la función
sexual, sobre todo eyaculación retrógrada.
Muchos de
los tratamientos más nuevos eliminan el tejido prostático más eficazmente con
menos efectos adversos que la resección transuretral.
Por
ejemplo, la enucleación de La próstata con láser de holmio y la vaporización
fotoselectiva son casi tan clínicamente eficaces como la resección
transuretral, pero implica menos riesgo de hemorragia y tiempos de
hospitalización, recuperación y cateterismo más cortos. El tratamiento térmico
con vapor de agua y el levantamiento uretral prostático, ambos en el
consultorio, son procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos que se pueden
realizar sin anestesia general ni hospitalización.
Resección
transuretral de la próstata: el estándar de oro
La
resección transuretral se hace introduciendo un bucle de alambre electrificado
con la ayuda de un endoscopio hasta alcanzar y resecar la porción posterior
interna de la próstata, expandiendo el canal uretral prostático lo que disminuye
la obstrucción.
Se comenzó
a usar en la década de 1940 y su eficacia ha hecho que siga siendo el estándar
de oro comparado con otros procedimientos para el tratamiento de la HPB. Este
procedimiento suele hacerse en el quirófano con el paciente bajo anestesia
general o espinal. Los pacientes pueden ser dados de alta el día de la cirugía
con una sonda Foley, o unos días después de la cirugía sin sonda, dependiendo
de la preferencia del cirujano y la situación clínica. En general, la sonda se
retira entre los días 1 y 3 del postoperatorio.
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Eficacia. Entre los tratamientos disponibles, la resección transuretral es el
método que tiene los datos más firmes y rigurosos a largo plazo. Al menos las
tres cuartas partes de los pacientes informan que luego del procedimiento los
síntomas urinarios son "mejores" o "mucho mejores" y tener
un puntaje de síntomas más bajo, del International Prostate Symptom Score y del
American Urological Association Symptom Index (mejorado).
Después de
la cirugía también mejoran en forma objetiva y significativa el flujo urinario
máximo, la polaquiuria, el volumen vesical residual posmiccional y otras
medidas de la función urodinámica. Se comprobó que estas mejoras persisten
hasta 12 años. Debido a que la resección transuretral elimina tejido
prostático, el nivel de antígeno prostático específico (PSA) disminuye, y el
grado en que cae depende tanto de la extensión (minuciosidad) de la resección
como de la composición histológica (glandular o estromal) del tejido eliminado.
>
Contraindicaciones. La resección transuretral de la próstata no es adecuada
para los pacientes que no pueden suspender el tratamiento anticoagulamte para
ser operados.
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Complicaciones. Las principales complicaciones de la resección transuretral
son: hemorragia con requerimiento de transfusión de sangre (2% de los casos en
un metanálisis); incontinencia urinaria de esfuerzo o fuga permanente de por
vida asociada al aumento de la presión abdominal (≤0,6%); retención urinaria
posoperatoria (4,5%–6,8%); necesidad de retratamiento (0,5%), disuria
postoperatoria temporal y urgencia urinaria (0%–38%); estenosis uretral (4,1%)
y, síndrome resección transuretral (hiponatremia dilucional aguda [0,8%]).
Este
síndrome suele presentarse con síntomas neurológicos de confusión, náuseas,
vómitos, hipertensión, cambios en la visión y bradicardia. La incidencia de
esta complicación ha caído drásticamente desde la introducción de los
electrodos bipolares que permiten el uso de irrigante isoosmolar (solución
salina normal). Por otra parte, el uso de electrodos bipolares presenta menor
riesgo de hemorragia, ya que la tecnología facilita una mejor hemostasia.
Respecto de
la disfunción sexual, el riesgo principal es la eyaculación retrógrada y ocurre
en aproximadamente dos tercios a tres cuartas partes de los pacientes.
El riesgo
es más bajo si solo se extirpan partes de la próstata y se preservan ciertas
áreas. Los efectos de la resección transuretral sobre la función eréctil
varían, ya que algunos estudios muestran que puede mejorar la función sexual,
mientras que otros han demostrado que puede perjudicar las erecciones si la
resección se realiza demasiado extensa y perfora la cápsula o se extiende
dentro o más allá de la zona periférica de la próstata (cerca de los haces
neurovasculares que facilitan la erección).
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Conclusión. En general, la resección transuretral de la próstata ha resistido
la prueba del tiempo. Como cualquier procedimiento quirúrgico, puede tener
excelentes resultados si es realizada por un cirujano experimentado.
Tratamientos
quirúrgicos mínimamente invasivos
Las
opciones de tratamiento mínimamente invasivos para la HPB incluyen el
levantamiento uretral prostático, la terapia térmica con vapor de agua y el
implante temporal de un dispositivo de nitinol.
Elevación
uretral prostática
El
procedimiento de elevación uretral prostática (usando el sistema UroLift) es
mínimamente invasivo y único en el sentido de que alivia la obstrucción
separando mecánicamente y comprimiendo el tejido prostático en lugar de
realizar la ablación o resección. A través de un cistoscopio, se colocan
anclajes de acero inoxidable y de nitinol en la próstata y se conectan mediante
suturas permanentes. Los implantes sostienen los lóbulos prostáticos laterales
separados, similar a cómo se atan las cortinas para mantenerlas separadas al
lado de una ventana, creando un canal abierto en la uretra prostática.
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Ventajas. Después del levantamiento uretral prostático, los estudios no han
mostrado nueva disfunción eyaculatoria o eréctil ni incontinencia urinaria. En
general, los implantes no se incrustan ni forman cálculos en la vejiga y, por
lo tanto, se epitelizan en 12 meses. Los implantes no afectan el nivel del PSA
y son benignos a menos que exista una alergia conocida. Las ventajas
principales del procedimiento son que se puede realizar en el consultorio con
anestesia local, preserva la función sexual y algunos pacientes no necesitan
una sonda después del procedimiento.
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Eficacia. En un ensayo aleatorizado que comparó el levantamiento uretral vs. un
procedimiento simulado, a los 12 meses los hombres sometidos al procedimiento
real tuvieron mejoras significativas en el Índice de síntomas de la American
Association of Urology (en una escala de 35, disminuye de 22 puntos antes del
procedimiento a 11,1 después de mismo) y la tasa de flujo urinario máximo
(ganancia de 4,4 ml/seg. a los 12 meses, sostenida a 4,0 ml/s a los 60 meses).
En una
comparación directa con la resección transuretral, la tasa de éxito fue menor
con el procedimiento de elevación, y la tasa de retratamiento fue mayor, 11%
vs. 6% a los 2 años. Sin embargo, todos los pacientes sometidos al
levantamiento mantuvo la función eyaculatoria en comparación con un 34% en el
grupo de resección transuretral.
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Contraindicaciones. Las próstatas con un agrandamiento del lóbulo medio o un
volumen prostático >80 cc. no son muy adecuadas para este tratamiento, lo
que resalta la importancia de la cistouretroscopia diagnóstica y las imágenes
prostáticas (ecografía o imágenes de corte transversal) para determinar la
candidatura para el procedimiento.
Las
complicaciones son generalmente temporales e incluyen disuria (25%-53%),
hematuria (16%-75%), dolor pélvico (3,7%-19,3%) y, necesidad de cateterismo
post procedimiento (20%-100%). Por otra parte, los implantes mal posicionados
pueden provocar irritación de la vejiga o crecimiento de cálculos vesiccales.
Aunque el crecimiento de cálculos es raro, casi siempre requiere otro
procedimiento quirúrgico para su manejo.
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Conclusión. Mientras que el procedimiento de elevación uretral prostática es
una excelente opción para preservar la función sexual, se desconoce su
durabilidad a largo plazo y, en última instancia, la falta de extirpación del
tejido probablemente llevará a quienes se someten a ella a requerir algún tipo
de tratamiento posterior.
Terapia
térmica con vapor de agua
Esta
terapia (con sistema Rezuˉm) utiliza vapor para extirpar el tejido prostático.
A través de un endoscopio especializado, el cirujano inserta una pequeña aguja
para inyectar vapor de agua en la zona de transición de la próstata (lóbulos
laterales y medio) hasta en 15 diferentes sitios durante hasta 9 segundos cada
uno. El vapor se difunde por todo el tejido prostático pero no atraviesa la
cápsula quirúrgica en la zona periférica. Induce la muerte celular localizada y
necrosis tisular. Durante las 4 a 6 semanas siguientes, el tejido extirpado se
encoge agrandando la luz prostática.
Debido a
que este tratamiento elimina tejido, una vez que la inflamación derivada del
procedimiento se resuelve, el nivel de PSA disminuye. La inyección inicial de
vapor suele causar edema prostático, por lo que es necesario colocar una sonde
Foley o hacer cateterismo intermitente durante unos días después de la
operación.
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Ventajas. Las principales ventajas del tratamiento térmico con vapor de agua es
que se puede realizar en el consultorio bajo anestesia local. En general, se
preserva la función eyaculatoria y puede usarse en próstatas con un lóbulo
mediano.
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Eficacia. En un ensayo aleatorizado, la terapia térmica con vapor de agua
produjo mejoras significativas en los síntomas, el flujo máximo y la calidad de
vida en 12 meses. Esto persistió durante 2 años en comparación con el
tratamiento simulado, con una reducción del 51% del puntaje Internacional de
Síntomas de Próstata; una mejoría de 4,2 ml/seg. en el flujo máximo y del 50%
en el puntaje de calidad de vida.
Estos
resultados no difieren en los pacientes con un lóbulo medio agrandado. Los
puntajes de molestias eyaculatorias fueron un 31% mejores al año, y no se
observó disfunción eréctil de novo. Sin embargo, en otro estudio, 4 (2,9%) de
136 hombres informaron disfunción eyaculatoria, que es menos de la observada
luego de la resección transuretral, pero más que con la elevación uretral
prostática.
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Contraindicaciones. El tratamiento de radiación previo o la fibrosis de la
próstata (debido a un procedimiento anterior para la HPB) son
contraindicaciones relativas para este procedimiento.
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Complicaciones de la terapia térmica con vapor de agua Incluyen disuria,
hematuria, polaquiuria y urgencia miccional, hematospermia e infección del
tracto urinario. Estos síntomas suelen ser de leves a moderados y se resuelven
en 3 semanas.
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Conclusión. En general, la terapia térmica con vapor de agua es un tratamiento
quirúrgico mínimamente invasivo eficaz que elimina el tejido hiperplásico,
aunque tarda en surtir efecto. Se puede realizar fácilmente en el consultorio.
Generalmente preserva la función eyaculatoria y logra resultados duraderos en
próstatas de diversos tamaños y formatos.
Dispositivo
de nitinol implantado temporalmente
El
dispositivo iTind, un dispositivo de nitinol implantado temporalmente, es un
tratamiento quirúrgico mínimamente invasivo más nuevo. Es uno de un número cada
vez mayor de dispositivos insertados en la uretra prostática. Cuando se coloca
el dispositivo, que es similar a un cable, se abre como un stent en el canal
prostático. Se deja en su lugar solo durante 5 a 7 días y luego es retirado en
el consultorio. Mientras está introducido, la barra del dispositivo comprime la
pared uretral, induce la isquemia tisular; causa la remodelación del tejido o
erosiones o incisiones em la próstata en las posiciones correspondientes a las
horas 12, 5 y 7; realiza eficazmente una incisión transuretral de la próstata y
mejora el flujo de orina.
El
dispositivo se puede colocar en el consultorio con el paciente bajo anestesia
local. Ninguna parte del dispositivo se deja colocado de forma permanente, no
requiere una sonda postoperatoria y preserva la función eyaculatoria.
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Eficacia. Varios estudios de un solo brazo muestran que este procedimiento
mejora significativamente la tasa de flujo urinario máximo, los síntomas y la
calidad de vida al cabo de 1 a 2 años. En un estudio no hubo ninguna disfunción
sexual nueva en 2 años.
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Contraindicaciones. Este dispositivo no ha sido estudiado en próstatas >60
cc, y en los primeros estudios no funcionó bien en los pacientes con un lóbulo
medio grande. Muchos urólogos creen que probablemente sea más adecuado para los
pacientes con próstatas más densas y pequeñas que impiden el flujo adecuado a
un cuello de la vejiga elevado o restringido en la unión vejiga-próstata.
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Conclusión. El dispositivo de nitinol implantado temporalmente es una adición
útil a los métodos quirúrgicos mínimamente invasivos, ofreciendo novedosas
ventajas como la falta de necesidad de cateterismo postoperatorio y de
implantes permanentes. Sin embargo, faltan datos a largo plazo sobre su
durabilidad y faltan de eficacia. Por otra parte, las indicaciones actuales
para el procedimiento se limitan a próstatas más pequeñas sin agrandamiento del
lóbulo medio. Los autores expresan que “el tiempo dirá si las incisiones
tisulares inducidas y la remodelación de la próstata son duraderas, y qué papel
desempeñará este procedimiento en el manejo de la HPB.”
Tratamientos
quirúrgicos
Otros
tratamientos quirúrgicos diferentes de la resección transuretral son la
vaporización fotoselectiva, la enucleación endoscópica con láser, la
prostatectomía robótica simple o abierta y, el tratamiento con chorro de agua
controlado robóticamente.
Vaporización
fotoselectiva de la próstata
La
vaporización fotoselectiva de la próstata, otro procedimiento transuretral,
utiliza el dispositivo láser GreenLight de 532 nm para abrir la luz prostática.
La luz es absorbida por la hemoglobina en las células prostáticas, las que se
calientan y lisan superficialmente coagulándose en las zonas más profundas.
Como resultado, el procedimiento es muy adecuado para pacientes que están
tomando anticoagulantes o tienen mayor riesgo de sangrado.
Este
procedimiento suele realizase en el quirófano con anestesia general o espinal y
con un cistoscopio de pequeño calibre, comúnmente de modo ambulatorio o con
internación hasta el día siguiente. En general, en el posoperatorio inmediato
se deja colocada una sonda Foley durante 1 día pero se puede mantener por más
tiempo según el cuadro clínico. Debido a que después hay menos tejido
prostático, se espera que el nivel del PSA disminuya.
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Eficacia. En un estudio realizado en 139 hombres, la vaporización fotoselectiva
de la próstata mejoró el índice de síntomas del American College of Urology en
un 82%, la tasa de flujo máxima en un 190% y el puntaje de calidad de vida en
un 74%. Estas mejoras son duraderas, como lo demuestra otro informe que informó
una tasa baja (6,8%) de retratamiento a los 5 años. Las tasas de complicaciones
y los resultados no variaron con el uso de anticoagulantes o un tamaño
prostático >80 cc.
Las
comparaciones directas con la resección transuretral muestran que la
vaporización fotoselectiva logra resultados equivalentes en cuanto a estancias
hospitalarias y tiempo de cateterismo más cortos. Sin embargo, como se señaló
anteriormente, similar a cualquier cirugía o procedimiento, lo que genera
excelentes resultados es la mayor experiencia que tiene el profesional con el
procedimiento.
Las
complicaciones de la vaporización fotoselectiva son similares a las de la
resección transuretral pero son más leves en algunos aspectos porque el
cistoscopio es de menor diámetro. Las complicaciones incluyen estenosis uretral
(2,8%), contractura del cuello vesical (4,4%), epididimitis (5%-7%), infección
del tracto urinario (1%-20%), hemorragia que requiere transfusión de sangre
(rara), perforación capsular prostática (0,2%-1%) y necesidad de retratamiento
(1,7%-7%).
Se espera
que durante la recuperación se presenten disuria postoperatoria transitoria,
emergencia miccional y polaquiuria ya que el tejido coagulado se desprende y se
elimina con la orina. Los estudios muestran que este procedimiento no afecta la
función eréctil o puede mejorarla levemente, mientras que con el procedimiento
completo se debe esperar la pérdida de la eyaculación. Sin embargo, al igual
que con la resección transuretral, la función eyaculatoria se puede mantener
eliminando solo parte del tejido hiperplásico en lugar de hacer una resección
completa.
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Conclusión. En una serie de prácticas, la vaporización fotoselectiva de la
próstata ha reemplazado a la resección transuretral como opción por defecto,
por ser más eficaz y flexible.
Enucleación
endoscópica anatómica de la próstata mediante láser de holmio
La
enucleación endoscópica anatómica de la próstata es un abordaje transuretral
guiado por endoscopio. En general, se utiliza una fuente de energía láser para
hacer una incisión en la próstata y permitir al cirujano utilizar la fuerza
mecánica y el alcance rígido para "pelar" o enuclear el tejido
hiperplásico (zona de transición) a lo largo de la cápsula quirúrgica,
separándola de la zona periférica de la próstata. Esto es como quitar el
interior de una naranja (el tejido prostático) dejando la corteza (la cápsula
quirúrgica) intacta.
Una vez que
los lóbulos prostáticos se liberan, se empujan hacia la vejiga y fragmentan (se
corta en trozos más pequeños) de manera que puedan ser evacuados. La fuente de
energía también se utiliza para mantener la hemostasia durante todo el
procedimiento. De estos procedimientos, el más antiguo y mejor estudiado es la
enucleación de la próstata con láser de holmio, en la que el láser de holmio
End-fire es la fuente de energía.
La
enucleación láser es un gran avance en el manejo quirúrgico de la HPB pero
tiene una pronunciada curva de aprendizaje, que ha retardado su adopción y
limitado su uso generalizado. Sin embargo, esto está cambiando gradualmente a
medida que más urólogos se dan cuenta de su versatilidad. La enucleación con
láser de holmio se puede utilizar para tratar próstatas muy grandes (>120
cc), más grandes de lo que es posible con la resección transuretral o la
vaporización fotosensible.Se hace en el quirófano con el
paciente bajo anestesia general o espinal como un procedimiento ambulatorio o
de corta estancia. La sonde de Foley generalmente se retira al día siguiente de
la cirugía. Se elimina el tejido prostático, por lo que el nivel de PSA debe
disminuir después del procedimiento.
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Eficacia. En una serie de 552 pacientes, el láser de holmio mejoró el puntaje
en el International Prostate Symptom Scores en un 75% y el flujo máximo en un
200% al año, con una estancia hospitalaria media de 1,5 días y tiempo medio de
cateterismo de 1,4 días. los resultados son duraderos, con una tasa de
retratamiento del 4,2% a los 6 años.
En un
ensayo aleatorizado, que comparó la enucleación con láser de holmio con la
resección transuretral se halló que la primera se asoció con un tiempo de
cateterismo más corto (27,6 vs. 43,4 horas), hospitalizaciones más breves (53,3
vs. 85,8 horas) y menor caída de la hemoglobina (1,3 vs. 1,8 g/dl) a pesar de
un tiempo quirúrgico más largo (94,6 vs 73,8 min). En un metanálisis que como resultado
de ambos procedimientos, el Índice de síntomas de la Asociación Americana de
Urología y el flujo máximo siguieron mejorando a los 7 años destacando de nuevo
el efecto de la experiencia del cirujano en diferentes procedimientos.
Las
complicaciones de la enucleación con láser de holmio son similares a las de la
resección transuretral y la vaporización fotoselectiva e incluyen: perforación
capsular; hemorragia con requerimiento de transfusión sanguínea; urgencia
urinaria transitoria y disuria; contractura del cuello vesical y estenosis
uretral, todas en baja proporción, con variantes en diferentes informes. Sin
embargo, las complicaciones relacionadas con la fragmentación son específicas
de la enucleación con láser de holmio y puede resultar en una lesión del
orificio ureteral, perforación de la vejiga y, raramente, daño vesical grave
que requiere cistectomía y derivación de la orina.
Por otra
parte, como el procedimiento implica la disección mecánica, la tensión en el
complejo del esfínter urinario puede provocar incontinencia urinaria de
esfuerzo transitoria (10,7% en una serie, mejorando en todas con el tiempo
menos el 0,7%). Después de la enucleación con láser de holmio es de esperar una
eyaculación retrógrada, pero no disfunción eréctil.
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Conclusión. La enucleación de la próstata con láser de holmio es un tratamiento
versátil para una amplia variedad de tamaños de próstata y ofrece una de las
extirpaciones de tejido hiperplásico más completas disponibles, lo que explica
su excelente durabilidad.
Prostatectomía
simple: abordaje robótico o abierta
Históricamente,
el tratamiento de elección para las próstatas >80 cc fue la prostatectomía
simple abierta o robótica laparoscópica. Estos procedimientos implican una
incisión quirúrgica y la apertura de la próstata ya sea desde su superficie
anterior o a través de la vejiga (después de abrir la vejiga también). Luego,
el cirujano retira el tejido hiperplásico (zona de transición) desde el
interior de la zona periférica de la próstata, similar a lo que se hace en la
enucleación con láser de holmio.
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Indicaciones. La prostatectomía simple es una excelente opción para pacientes
con próstatas agrandadas masivamente o divertículos vesicales concomitantes,
cálculos vesicales grandes o una contraindicación para la posición dorsal que
requiere la litotomía.
En
comparación con la resección transuretral o la vaporización fotoselectiva, la
prostatectomía simple tiene un efecto insignificante de retratamiento
aceptable, ya que el tejido hiperplásico prostático se elimina por completo.
Los avances en la cirugía robótica han mejorado la visualización del campo
operatorio, la pérdida de sangre es menor, permite incisiones más pequeñas, las
hospitalizaciones son más cortas y la recuperación es mejor.
Dependiendo
del abordaje elegido (extraperitoneal, transvesical o transperitoneal), los
pacientes pasan de 1 a 3 días en el hospital y portarán una sonda Foley durante
5 a 10 días después de la cirugía. La nueva plataforma robótica de puerto único
ha permitido a algunos cirujanos realizar las prostatectomías como cirugía
ambulatoria y retirar la sonda 3 días después.
>
Complicaciones. Las tasas generales de morbilidad y mortalidad asociadas con la
prostatectomía simple ha mejorado mucho con los años. Las principales
complicaciones son la eyaculación retrógrada, la hemorragia que requiere
transfusión de sangre (raro en series modernas), estrés incontinencia (rara),
disfunción eréctil, contractura del cuello vesical y urgencia urinaria
transitoria con polaquiuria e incontinencia de urgencia, observada después de
muchos procedimientos para la HPB.
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Ventajas. Ya sea que se realice de forma abierta o robótica, la prostatectomía
simple es un tratamiento definitivo y duradero. Aunque la enucleación con láser
de holmio puede ofrecer resultados similares a largo plazo sin una incisión, el
enfoque de prostatectomía radical utilizado en la prostatectomía simple no
ejerce estrés mecánico en el complejo esfinteriano y, por lo tanto, la
incontinencia de esfuerzo transitoria es mucho menos común que con la
enucleación con láser de holmio.
Tratamiento
con chorro de agua controlado robóticamente
Este
tratamiento se basa en un sistema de hidroablación.
Se trata de
una técnica nueva que se está adoptando cada vez más. Se utiliza un chorro de
agua con control robótico a alta velocidad para limpiar el tejido prostático
(similar a una lavadora a presión) dentro de un área predefinida bajo guía
ecográfica transrectal en tiempo real. El cirujano delimita el área de
tratamiento, preserva el cuello de la vejiga, el esfínter externo y la región
eyaculatoria de la glándula, lo que la convierte en un tratamiento parcial y no
en un tratamiento completo.
>
Ventajas. Este tratamiento preserva la eyaculación (en 80%-90%), las erecciones
y la continencia. Se realiza con el paciente bajo anestesia general o espinal,
se puede hacer como una cirugía de corta estancia (menos de 24 horas) o cirugía
ambulatoria y se puede realizar en glándulas prostáticas de diferentes tamaños.
En las próstatas más grandes pueden ser necesarios varios pasos o ejecuciones
pero solo toman unos minutos cada uno.
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Eficacia. En un ensayo prospectivo de un solo grupo de 21 hombres, el
tratamiento con chorro de agua controlado robóticamente mejoró los síntomas y
el flujo máximo.
>
Complicaciones. Después de la extracción de tejido se presenta sangrado que
requiere que los cirujanos utilicen un endoscopio de resección transuretral
para coagular los vasos sangrantes y eliminar una capa residual de tejido
hipertrófico (similar a una resección prostática transuretral muy limitada) y
cualquier zona rebelde que el chorro de agua no haya eliminado. El uso de un
endoscopio de resección transuretral después del tratamiento con chorro de agua
ha permitido que este procedimiento se convierta en una cirugía ambulatoria.
>
Conclusión. Como el chorro de agua controlado robóticamente es una técnica
nueva, se necesitan datos a largo plazo para evaluar su durabilidad.
Procedimiento
adecuado para el paciente adecuado
En la
actualidad hay una gama de opciones para tratar la hiperplasia prostática
benigna y se puede elegir entre ellos sobre la base del tamaño y el formato de
la próstata, el entorno quirúrgico, los efectos secundarios esperados y las
preferencias del paciente y, los objetivos de calidad de vida:
• Para
pacientes que prefieren un procedimiento en el consultorio o desea evitar los
efectos adversos sobre la función sexual como la eyaculación retrógrada, los
procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos son excelentes opciones.
• Para los
pacientes con una próstata más grande, la enucleación láser de holmio y la
prostatectomía simple son las opciones definitivas y pueden proporcionar
resultados duraderos.
• Para
aquellos que deseen evitar una sonda en el postoperatorio, el procedimiento de
elevación uretral prostática o un procedimiento temporal con dispositivo de
nitinol implantado puede ser una buena opción. Por otra parte, la consideración
de las características anatómicas específicas del paciente antes de elegir una
opción terapéutica ha conducido a un mayor énfasis en las imágenes
preoperatorias y la evaluación endoscópica mediante cistoscopia.
>
Conclusión
La mayoría
de los tratamientos disponibles para la hipertrofia prostática benigna, si no
todos, pueden ofrecer excelentes resultados pero como ocurre con cualquier otra
cirugía o procedimiento, un factor importante para obtener resultados de
calidad es la experiencia del urólogo con cada tratamiento específico. En el
enfoque contemporáneo de la hipertrofia prostática benigna, los urólogos deben
equilibrar su habilidad con diversas técnicas, la anatomía prostática única del
paciente, sus preferencias y objetivos de calidad de vida, para lograr
resultados de óptimo nivel.
FUENTE
https://www.intramed.net/contenidover.asp...
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